Querido abuelo:
Hoy hubiera sido tu 83 cumpleaños. Lo vamos a celebrar toda la familia en
tu memoria, como si siguieras aquí todavía, entre nosotros. No ha pasado un
solo día en que no pensara en ti, lo hago casi constantemente. Cuando no lo
hago, me entra un sentimiento de culpa y de nostalgia que me hace desdibujar tu
silueta y siento que te pierdo. No quiero olvidarte nunca.
Todo está aparentemente normal en nosotros, aún y así, en la profundidad se
palpa la pérdida. La casa está llena de fotos tuyas, justo de aquel último día
en el que comimos todos juntos y tú estabas tan contento. La yaya te ha hecho una
especie de santuario en casa para que descanses a gusto, y yo a veces, prefiero
hablarte o escribirte.
Querido yayo, a veces, me entra la impotencia y el deseo de que vuelvas y
luego me doy cuenta de que es un deseo demasiado egoísta e inútil. En tus
últimos días, fui a verte e intenté hablar contigo, pero ahora me encantaría
poder darte tu último abrazo.
Por las noches, sueño que te veo pero sé que es sólo producto de mi
imaginación. La mama, te tiene en el móvil y en ocasiones la veo acariciándote
y hablándote. Todos te echamos mucho de menos.
Si pudiera pedir algo, sería mantenerte siempre en un rinconcito de mi
mente y de mi corazón.
Te queremos yayo
No hay comentarios:
Publicar un comentario