Si pudiese describir la persona
con la que me gustaría conversar, en primer lugar diría, que sería alguien en
concreto. Digo esto, porque no suelo “hablar o conversar”, con “todo el mundo”.
Creo que por eso decidí acudir a ti. Pero bueno, en fin, si pudiese describir
la persona con la que me gustaría hablar creo que lo que más la definiría sería
la sinceridad y la ausencia de intereses ocultos sobre lo que le estoy
contando. No sé si me he explicado bien, no es que piense que alguien vaya a
conspirar contra mí, para nada. Simplemente, no soporto la condescendencia ni
el ser pretencioso con los demás. No me gusta que saquen provecho de mí si no
es consentido. Es decir, odio las calumnias y los cotilleos. Me gusta la
intimidad y para ello necesito confiar en la otra persona y saber que ella
confía en mí.
En segundo lugar, me gustaría
que esa persona fuese “inteligente” y lo pongo entre comillas porque ni
siquiera sé a que hace referencia esa palabra. Sólo sé que a la gente que
admiro se la atribuyo indudablemente. Pues bien, esa “inteligencia” o cualidad,
la noto bastante fácilmente en las personas; en la manera de hablar, de
expresarse, en los temas de conversación, en los gestos. Me resulta bastante
fácil saber si alguien me va a entender lo suficiente como para empezar a
hablar. Supongo que ahorro energía, si veo que no noto “eso”, mi motivación
baja en picado y suelo permanecer callada. Suelo mantenerme al margen y pienso
en mis cosas.
En resumen, suelo buscar unas
características que yo también veo en mí, reconfortándome de alguna manera. Sin
embargo, hay otras cualidades menos exploradas en mí que me atraen de las demás
personas. Me gusta ver la espontaneidad en la risa de los niños, me gusta la
gente que se sale de las normas. Admiro la gente que hace locuras por amor, me
gusta la gente que en definitiva, es pasional. Que deja la vida fluir, que no
piensa en mañana. Estos hechos, o cualidades, o inteligencias, o simplemente
rasgos de personalidad; son los que me gustan en una persona, y sé que
seguramente no haya una persona que los reúna cada uno de ellos. No creo que
eso me importe, creo que nadie es perfecto y nadie tiene que ser idealizado.
Aún y así, hay algo en algunas
personas que no puedo soportar, y son aquellas con mentes pequeñas.
Hablo de mentes pequeñas a esas
personas con pocas ideas, con límites, con represiones muy grandes, con falta
de esperanza y con un carácter muy destructivo. No las soporto, pero
paradójicamente, he convivido con muchas de ellas, y sin duda, me han hecho saber
quien soy.
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