"Miro el
escenario que tengo delante. En él existe multitud de gente en movimiento. La
gente se mueve en pareja al ritmo de música latina y se respira complicidad y
ligereza. Me gusta observar ese ambiente. Es relajado y sin ningún tipo de
interés oculto. Y sólo observo. Y te comento lo que veo porque tu también lo
ves. Estamos mirando desde arriba y nosotros nos sentimos pequeños. Te hablo
sobre el baile, tu me hablas sobre las personas. Creo que nos entendemos. Me
surge la idea de buscar un amante. Tu sabes a lo que yo me refiero. Y me
entiendes. Puedes oírme.
Mi fiel amigo me sonríe y yo se a que se esta refiriendo. Estás
ahí.
Estás ahí, y me surge la idea de besarte pero no lo hago. Si dudo
prefiero quedarme quieta. Pero tu me besas delicadamente y me dejo llevar por
ti. Me llevas de un lado al otro, me paseas, me giras, me frenas y haces que me
acaricie mi pelo a través del cuello. Y finalmente me sonríes mientras acaba la
canción. Fuimos uno y ahora volvemos a ser dos mientras nos alejamos a buscar a
otra persona. Pero seguidamente te busco porque la canción es bonita y lenta y
quiero sentirte cerca, quiero pensar que volveremos a ser uno. Y siento que
fuimos en ese preciso instante un cuerpo que se movía solo. Que fluía sin
leyes, sin límites, sin trampas, pero con control y elegancia.
Nos vamos y yo me siento que sigo bailando a cada paso que doy.
Alguien me da cuerda y me sigue. Durante la cena nos reímos y el ambiente es
relajado. Todos parecemos ir al mismo ritmo. Y durante la vuelta me siento a tu
lado y se me mezclan los sentidos. Y entonces se para el coche y estoy en casa.
Intento dormir pero sigo dando vueltas, me falta algo."